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Vote en caso de emergencia

"Algo habrá que elegir" 

Publicado: 2016-04-21


No sé por quién voy a votar. Ninguna opción parece ser lo suficientemente buena. Es la primera vez que votaré en una segunda vuelta, y no es precisamente este el panorama que pensé encontrar. O al menos no el que esperaba.

“Algo habrá que elegir”, decía con cierta resignación un abatido transeúnte el día de hoy, mientras se lamentaba de haber consignado su voto por una de las opciones que hoy disputan el sillón de Pizarro, y en su conversación precisaba haber decidido su voto en el momento del sufragio, sin el mayor cuidado. Esta es probablemente la realidad de muchos a estas alturas de la contienda electoral.

Estos resultados electorales no son de mi agrado, pero no son fruto del azahar; son producto de una organización que hizo la tarea, y se puso a trabajar duro en hacer una campaña larga y sostenida (aunque no precisamente de la manera correcta). En aprovechar la “falta de estado” en los asentamientos humanos, pueblos jóvenes y lugares más alejados. Pese a no mejorar su calidad de vida, sino satisfacer pobremente las necesidades básicas de las familias de bajos recursos, el fujimorismo ha logrado calar en la gente de aquellos lugares, que con la inmensa gratitud que los caracteriza, transforma las gracias en votos, votos que también serán para los representantes del partido en el congreso, que muy probablemente mediante cócteles y otros métodos inyectaron buena cantidad de dinero para poder obtener el lugar que los catapultará al congreso de la República; dinero que se dividirá entre pagar los nada comedidos gastos de la candidata, la compra de medios, el financiamiento de la campaña y el desarrollo de los programas sociales "paraestatales" de los que hablamos al principio, que a su vez harán que la cadena se repita. Así, utilizando la necesidad de las personas, es como el vientre de alquiler fujimorista ha obtenido mayoría parlamentaria y cuenta con serias posibilidades de ser gobierno.

 Por otro lado Peruanos Por el Cambio, no ha hecho más que improvisar, como en las elecciones pasadas una campaña, que parecía no crecer más allá del porcentaje obtenido en los anteriores comicios, con la cruz además de contar con un candidato bastante desgastado por los años, con cualidades oratorias poco destacables, pero que además dificultaba con sus constantes problemas de salud, el notorio trabajo de su equipo de marketing (que salvo algunas excepciones) conjugado con el evidente apoyo mediático y estadístico (tanto de miedo, como de demolición a las otras opciones políticas), hicieron en el último tramo de la primera vuelta, que fuera esta la candidatura que seguiría en competencia.

Pero no es esa la única razón por la cual aún no decido mi voto.

Votar por Keiko o PPK, es elegir entre el fujimorismo político o el fujimorismo económico, el café con leche o leche con café, o como dice Hildebrandt entre “Combate” o “Esto es Guerra”, entre dos opciones que programáticamente son casi lo mismo.

Teniendo en cuenta una eventual victoria de PPK, no tendría sino que negociar con la Bancada Fujimorista o resignarse a un estado de ingobernabilidad atroz, que podría desencadenar censuras en los gabinetes y por ende decisiones más severas. No obstante si fuese Fujimori, quien se hiciera con la victoria, obtendría mayoría en dos de los tres poderes del estado, lo cual combinado con sus antecedentes familiares y partidarios, no parece una muy buena idea.

Te amo Perú.


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pollitólogo

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