Hacer Ciencia Política en el país, constituye de por sí un hecho estoico, valiente, generoso. Ser politólogo en el Perú no es una tarea nada fácil. Y es que lo complejo, de un país multidiverso como el nuestro convierte el proceso investigativo en un verdadero reto.

La Ciencia Política aborda fundamentalmente la práctica política, entendida como conjunto de relaciones de poder (distribución, organización y ejercicio), como fenómeno universal y necesario, analizando los sistemas y comportamientos políticos en la sociedad bajo la utilización del método científico.

Al utilizar el método científico, el politólogo se limita de emitir juicios de valor respecto al tema de estudio, es decir aprende a renunciar a las preferencias ideológicas a la hora de opinar acerca del tema a tratar; lo que diferencia a los científicos políticos, de quienes se limitan a emitir opinión ligera basada en su propio entendimiento o tendencia valorativa.

En nuestro país, la reflexión política ha estado presente desde los orígenes de sus instituciones republicanas. El trabajo de nuestros Libertadores, volcado en artículos periodísticos y ensayos, contenía en sus líneas las primeras inquietudes políticas, que dieron origen a la Independencia de los pueblos hispanoamericanos.

La evolución de la práctica política en nuestro país, también ha traído avances significativos en la disciplina. La ciencia política tiene ahora, la responsabilidad social de reflexionar sobre los problemas de representación, gobierno y desarrollo, promoviendo espacios de diálogo, difusión pensamiento crítico de quienes la estudiamos.

Sin embargo en necesario mencionar que la mayor parte del desarrollo de esta disciplina a recaído en la comunidad universitaria relacionada con esta profesión, ha sido esta la responsable de difundir, promover y acrecentar este tipo de conocimiento, que en nuestro país se remonta hasta la década del 60 y que se vio interrumpida, por ciertos acontecimientos que, en un día como hoy no vale la pena recordar. Hoy, decenas de politólogos se encuentran trabajando en diversas entidades tanto gubernamentales, intergubernamentales, como de iniciativa privada. Pero aún falta…

La Ciencia Política ha sabido hacerse un espacio, en un mercado laboral, abarrotado por profesionales de diversas áreas, que ante la aun demográficamente corta población politológica en nuestro país siguen usurpando lugares para los cuales se requiere una eminente formación profesional que vayan acorde con las necesidades que requiere el aparato estatal.

Sin embargo la insatisfacción que genera la insuficiente llegada del mismo, la crisis político-partidaria que se experimenta en nuestro entorno, y la necesidad de “reinventarse” de los actores políticos, le auguran buen viento a esta promisoria escuela profesional, que estamos seguros será protagonista de los grandes cambios que se avecinan en nuestra gran nación.

Por ello, y por quienes luchamos por la consecución de una Ciencia Política, de rostro humano, una república y un mundo de iguales.

¡FELIZ DÍA DEL POLITÓLOGO!